El mejor momento de hacer un estudio del Feng Shui
Cuando elegimos una vivienda, muy rara vez hay algo de accidental en nuestra elección. Refleja nuestra energía, las posibilidades y problemas que atraemos, lo que hacemos con nuestras convicciones y lo que pensamos. Las decisiones acerca de cambios y acciones están en nuestras «manos». Tampoco se trata necesariamente de mudarnos o no.
Hace unos años, con mi pareja de entonces, decidimos alquilar un piso juntos. Encontramos uno interesante. Estaba bien ubicado, no era tan nuevo, porque se construyó alrededor de 1950, pero esta bien. Estaba orientado hacia el norte. Realizamos una rápida renovación y nos mudamos. Recuerdo que en esos meses discutíamos mucho. En ese momento pensé que era cuestión de encajar el uno con el otro.
Yo en ese momento estaba estudiando Feng Shui clásico. Por primera vez hice un análisis de una vivienda mía según el método de las Estrellas Voladoras. Descubrí que los resultados del análisis explicaban todo por lo que estábamos pasando. Resultó ser que las energías que llegaban al dormitorio estaban en conflicto entre sí. El elemento Madera atacaba al elemento Tierra, que en la práctica se traduce en disputas, peleas. Coloquialmente, a esto se le llama «pelea de toros».
No llegué a equilibrar esas energías porque rápidamente encontramos otro piso. A pesar de que me daba ilusión vivir en un apartamento con mejores energías, debido a que trabajo y estudio nos demandaban mucho tiempo, no tuve tiempo de hacerle un estudio antes de decidir irnos a vivir en él.
Un hermoso apartamento, construido en 1992 como parte de los proyectos relacionados con los Juegos Olímpicos de Barcelona. Orientado hacia el suroeste. Satisfacía la mayoría de nuestros requisitos y necesidades, por lo que estábamos realmente felices. Lo pintamos, nos mudamos a él, y… volvimos a discutir. Menos, pero aún así.
Como buena apasionada por el Feng Shui, hice el análisis y, para mi sorpresa, la energía que dominaba en el nuevo apartamento era igual a la del anterior solo que repartida diferentemente. Increíble, construido en otro año, con otra orientación geográfica y con forma diferente, pero nuevamente con una combinación energética que conlleva a disputas. ¡No podía creerlo! Revisé los cálculos 5 veces, consulté los resultados con mi mentor, quien finalmente confirmó que estaba en lo correcto.
Fue el momento en que entendí claramente que lo que está afuera – nuestro entorno, nuestras relaciones, salud, carácter… – es un reflejo de lo que hay dentro – nuestros pensamientos, convicciones y sentimientos. Y, además, que a menos que trabajemos en ello, nos seguirá acompañando sin cesar y se manifestará de una manera u otra.
En el nuevo apartamento, las energías conflictivas estaban afortunadamente en el vestíbulo y en el baño, no en el dormitorio, donde pasábamos siete horas cada noche.
Utilicé el conocimiento del Feng Shui para equilibrar las energías y sentí el cambio.
Antes de llegar a una solución estructural, el hecho de estar trabajando conscientemente en las energías y apoyar físicamente los cambios surtió efectos palpables en nuestras vidas. Vivimos allí dos años y logramos incrementar la armonía en los temas de discusión y desacuerdo.
Afortunadamente el siguiente apartamento al que me mudé tenía un tipo de energías completamente diferentes, más armónicas de por sí.
A menudo me he encontrado con gente que dice: «Ahora vivimos en un apartamento alquilado, haremos un estudio de Feng Shui recién cuando tengamos casa propia». Esto para mí es como decir: comenzaré a llevar un estilo de vida saludable recién cuando me mude a la casa de mis sueños… ¿Por qué esperar si la vida puede ser un éxito hoy mismo?